martes, 31 de enero de 2012

14.Septiembre.2011

Mi forma de desahogo.


Alzheimer, esa cosa que te hace perder la memoria... si tan sólo fuera eso... si fuera tan fácil...
Yo os voy a contar lo que realmente es, yo os contare lo que los médicos todavía no saben, lo que realmente pasan las familias cuando alguien sufre esto...
Mucha gente piensa, que bueno, alguien el cual sufre EA (enfermedad de Alzheimer), se le mete en una residencia y punto; no es tan fácil.
Lo primero de todo, es un familiar tuyo, cuesta mucho abandonarle y sobre todo sabiendo que está enfermo, dejarle con otras personas.
Cuando una familia descarta esa opción, lo único que le queda es gestionarse bien y cuidarle como puedan.
Mi abuelo a día de hoy, tiene 83 años, el Alzheimer o EA se lo detectaron a los 74, es decir, más o menos hace unos 10 años, cuando yo tenía 6.
No tendré muchos recuerdos, pero si recuerdo como mi madre se peleaba con él, por no acordarse de cosas  tan sencillas que hasta parecían estúpidas...
Fueron pasando los años y mi abuelo ya estaba con medicinas las cuales le ayudaron bastante a frenar "esa gran pérdida", lo principal del Alzheimer, pero se le veía la torpeza que iba adquiriendo y ese miedo porque se iba dando cuenta de lo que iba pasando.
Esas pastillas fueron quitadas del mercado hará unos 4 años aproximadamente porque unos de los efectos secundarios era el Párkinson, otra enfermedad muy fastidiosa también. Por lo que mi abuelo se quedó sin medicación eficaz.

Ese fue el punto de no retorno.
Su enfermedad le empezó a comer, el mismo cayó en picado...
Cada vez le costaban más las cosas más simples, hasta que llegó el momento a pasar completamente dependiente.
Mi abuela estuvo junto a él en todo momento, y sus hijos también.

Recuerdo llamadas a casa a las 3 de la mañana pidiendo ayuda de parte de mi abuela a mi madre para ayudar a mi abuelo porque se había caído y ella no podía levantarle...

Una persona mayor y con Alzheimer necesita ser atendida las 24 horas del día, y eso en casa no era posible.

Tras grandes dudas, discusiones en la familia, y pensarlo seriamente, decidieron meterle en una residencia de día, para que pasara allí todo el día, que fuera cuidado y todo, y que por la noche volviera. 
Al principio todo fue bastante bien, era como un colegio para él, pero le daba igual, llegaba a casa y no se acordaba, realmente le estábamos perdiendo, a pesar de todo, yo no me daba cuenta ya que prácticamente vivía con él y no veía el cambio, pero ya empezó a dudar en los nombres de la gente, empezó a dudar quién era quién…

Llego un momento en que eran tantas las llamadas nocturnas, que finalmente tuvieron que llevarle a la residencia todo el día.
Recuerdo lo duro que fue y como mi madre se decía todo el rato: " como voy yo a meter a mi padre ahí...." "como el voy hacer esto..."
Los sentimientos de culpa salían por todas partes, pero era lo único que podíamos hacer, no había otra solución...
Día tras día SIEMPRE alguien de la familia ya fuera hijo, mujer, hermano, iba a visitarle y pasaba la tarde con él, le hablaban, jugaban al ajedrez o simplemente pasaban la tarde...
Como podréis comprender esto fue un gran trabajo por parte de todos; cambio de planes, organización en el trabajo, turnarse…
Desde ese momento yo ya empecé a no verle continuamente, hacia lo que podía, salía del colegio y sacaba tiempo de estar un ratito con él, pero claro yo también tenía mi vida, mis estudios... me empecé a dar cuenta de cómo la enfermedad se lo estaba llevando, como poco a poco, se estaba convirtiendo en otra persona opuesta a quien era.
Mi abuelo siempre fue una persona muy activa, con una salud de hierro por lo que gracias a dios pero por poco tiempo aún continua aquí, era un hombre muy inteligente, sobre todo en las matemáticas, y una persona muy bella en lo más extenso de su palabra, realmente yo no pude llegar a conocerlo ya que con tan solo 6 años tengo los recuerdos, de pasarme tardes jugando con él, echar carreras, y enfadarme porque me castigaba, pero son 4 hijos, y solo hay que verles para saber cómo fue su padre; mi abuelo.
Bueno como decía, yo le veía lo que podía...

Todo empezó a ponerse negro una tarde, que parecía que todo marchaba bien... Una llamada, un grito "¿QUÉ?", y todos en el hospital.

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