jueves, 23 de febrero de 2012

22.Septiembre.2011


*Luego no lo sé, pero creo que ahora mismo estoy preparada para lo que tenga que pasar, creo que podría aguantar ese último adiós...

Pero sé, para que no estoy preparada, sé para que no puedo ser fuerte por más que lo intente:
No puedo llegar a casa y ver a mi tía, esa fuente de felicidad conteniéndose las lágrimas a más no poder.
No puedo ver como mi primo, ese que es todo un hermano para mí, está enfadado con el mundo y se encierra en cualquier parte porque lo está pasando mal.
Y sé, por encima de todo, que no puedo ver a mi madre llorando desconsoladamente, porque simplemente, para eso no estoy preparada.

Todo esto me ha hecho fuerte, sé que lo soy.
Soy capaz de sonreír cada mañana y aguantar, soy capaz de no hundirme con tal de ayudar a estas personas que tanto me importan, pero hay que admitirlo, muchas noches me hundo llorando, lloro en que pasara después, en qué será después...
En el colegio no nos enseñan para actuar ante este tipo de situaciones, y creo que voy bastante bien, pero tengo miedo...
¿Realmente voy a ser capaz de ver a mi madre así durante un tiempo?
¿Y cuánto durará ese tiempo?
¿Seré capaz de ser yo su fuente de apoyo?

....

22.Septiembre.2011


Como todos estos últimos días salgo del colegio y me encuentro con mi madre, la cual cada vez la veo más dolida, y menos ella misma...

A pesar de que ya estoy con exámenes parciales y todo, hoy mi madre y yo hemos querido tomarnos un poco la tarde libre ya que creo que por parte de ambas nos lo merecemos, así que llamamos a mi tía y nos fuimos a un bar del Burgo, en el pueblo, a sentarnos y relajarnos.

Una vez allí, todo era muy raro, intentábamos hablar en general, pero... no era el momento así que vimos que lo mejor era hablarlo, y desahogarnos entre las tres.

Resulta que esa mañana el médico, había dicho que tan sólo había un 20% de  posibilidades de que mi abuelo aquel que estaba aguantando como un campeón, saliera del hospital...
No os podéis creer lo que en ese tipo de momentos tan solo un 20 pueda significar tanto.

Mi tía María, la que tanto admiro, y la que se sentaba a mi lado, era la pequeña de los cuatro hermanos, y la única que a pesar de los lloros, mantenía la esperanza en ese 20 %, al contrario que mi madre, la segunda mayor, que ya se iba haciendo a la idea; como yo.

Aunque cada uno podemos tener los pensamientos que queramos, mi madre y yo veíamos como mi tía no se podía imaginar lo que podía pasar, y estuvimos intentado que entrara en razón, pero de nada sirvió...
Tras momentos incómodos de silencio, donde nuestros pensamientos iban más allá de los recuerdos de mi abuelo, aparecieron dos amigas de mi tía, y contándolas lo sucedido, se sentaron y rápidamente estuvimos riendo y calmándonos...



*Ahora mismo me siento, sola, vacía por dentro... Y se que el momento se acerca y no me creo capaz de saber actuar, habrá que dejar que el tiempo decida...


martes, 21 de febrero de 2012

21.Septiembre.2012


Salgo a las 15.20 del colegio, y tras comer, me dirijo al hospital donde mi madre al final me espera, quería contarme lo que pasaba...

Esta misma mañana, la enfermera había ido a la habitación con una inyección de morfina para mi abuelo, era un gran calmante pero que a una persona mayor y tan débil como se encuentra mi abuelo seria la última, un no despertar...  Rápidamente, mi abuela se negó, ella solo buscaba una mínima calidad de vida a mi abuelo, pero está claro que eso no lo va a encontrar, así que prefiere que pase lo que tenga que pasar...

Hoy he vuelto a estar con él, siento decirlo, pero se va... es así...

Es tan solo cuestión de días...

Yo lo único que me quedo de esto son los recuerdos que llevo, y que nadie nunca me podrá arrebatar, todo lo fuerte que me hecho con esta experiencia, las grandes cosas que he aprendido y que el valor de las cosas se las ponemos nosotros.

También decir, que yo nunca había visto llorar a mi tía y menos a mi madre, creo que tenemos el concepto de padres algo idealizados, para nosotros, son como grandes piedras estables, que siempre están ahí y tienen la solución para cualquier cosa, pero me he dado cuenta que son humanos, son perfectos a su manera, y os puedo asegurar que ver derrumbarse a una madre es una de las cosas más dolorosas que puedas ver...

lunes, 20 de febrero de 2012

20.Septiembre.2012


A la salida del colegio me llamó mi madre, se iba al hospital y me preguntaba si quería ir; no me negué.

Bajé hacía casa y me senté en la acera.
Esperando apareció, y sin quererlo me puse a llorar... era la primera vez en un par de meses que lloraba conscientemente por él... le echaba tanto de menos...

Intenté disimular, pero no funcionó y se dignó a hablarme...

No tuve valor para nada, tan solo para decirle como estaba mi abuelo y por supuesto ocultarle que en ese momento por quién derramaba lágrima era por él...

Acabamos hablando de nuestro verano y en sus ojos vi como aún me quería pero miré a otro lado, no se lo merecía...

Por fin llegó mi madre, me levanté y con una valentía que me sorprendió a mí misma, abrí la mochila y se lo di; el regalo que le prometí de mi viaje a Estados Unidos, era un disco, pero no uno cualquiera, sino uno que deseaba desde hacía mucho tiempo y que solo se comercializaba allí en EE.UU.

Vi en su cara una mezcla de sorpresa y alegría, realmente creía que después de todo no se lo traería.
Me dio un gran beso en la mejilla y mil gracias, mientras yo notaba puñaladas en lo más profundo de mí...

"Lo siento me tengo que ir, mi abuelo me espera", fue lo único que me vi capaz de decirle para separarme de sus brazos.
"Tranquila, ánimo y mucha suerte, si quieres algo llámame" me contestó, y otro fuerte abrazo...

Me fui corriendo, para alejarme de allí, quería pasar la tarde con mi abuelo. En la habitación estábamos él, mi abuela, mi madre y yo. Pero ellas se fueron a comer y yo me quedé con él a solas...

No sabía cómo reaccionar, me había quedado con una persona que no sabía quién era, que para él era una completa desconocida, pero he de confesaros que fue el mejor momento en todo este último tiempo.

Él estaba sentado en la silla y desde que llegué me había agarrado la mano y la apretaba de vez en cuando como para darme a entender que no quería que me fuera, y allí me quedé, intentando hablar con él y contarle cosas.

Con la lágrima al borde, le conté que gracias a él yo desde hacía tiempo sabía que quería estudiar, le conté que ya estaba en bachillerato... Y mil cosas que se me fueron ocurriendo...

Me sentía un poco tonta hablando sola ya que no recibía respuesta alguna...

Además posiblemente sería la última vez que tendría esa ocasión para hablar con él, y en vez de decirle lo mucho que le quiero tuve la necesidad de hablarle de mi vida, de cómo iba, etc.

Cuando acabe pasó algo asombroso que todavía no le he contado a nadie; me soltó la mano y cuidadosamente y como pudo me acarició la cara, sinceramente creo que se dio cuenta de que estaba a punto de llorar, pero aun así continuó, y apoyándola en mi mejilla colorada, me dijo como pudo:

-"Que maja eres, la más maja de todas."

Yo inmediatamente sonreí, me mordí la lengua para contenerme y me puse a reír, él se relajó y volvió a agarrarme la mano.

Creo que no podía haber salido tan feliz de un hospital nunca.

miércoles, 8 de febrero de 2012

19.Septiembre.2011


No llevaba un día muy bueno, había discutido con todos los profesores y no estaba de muy buen humor, estaba bastante irritada.

19.00 de la tarde

Otra llamada, siempre llamadas. Mi abuela muy nerviosa le cuenta algo a mi madre que rápidamente estamos las dos en el coche camino al hospital.

No sabía nada de lo que pasaba, pero estaba segura de que tenía que apoyar a mi madre.

Mi abuelo a parte de la neumonía tiene una septicemia, es decir, una infección generalizada en todo el cuerpo pudiendo alterar y dañar cualquier órgano, al ser ya una persona mayor y tan débil como está, no puede comer nada por que lo que le tiene que administrar a parte de los antibióticos, suero para que no se deshidrate.

Pues resulta que ese suero se lo deberían haber puesto a las 16.00, eran las 19.30 y el suero no llegaba.

Mi abuela fue a decirlo y lo único que supieron decirla fue que pusiera una reclamación, ella rápidamente llamó a mi madre... y aquí volvemos al coche ella y yo, en cuestión de minutos estábamos en la atención del cliente del hospital contando lo sucedido, diciendo que su padre, mi abuelo se iba, que necesitaba ese suero y como era posible que estuviera sucediendo esto.

Mi madre se estaba poniendo muy nerviosa y yo lo único que podía hacer era darle la mano y bueno, parecía que se relajaba.
También intentaba darle todo mi apoyo y en algún momento ser yo la que hablara, ya que además se le empezaban a caer las lágrimas, como ella dijo, "lo siento mucho, pero con mis familiares no se juega y menos con la vida de mi padre."

Las señoritas que estaban allí solo supieron decir que, si tanta queja teníamos, que fuéramos a la Guardia Civil , que ellas tenían mejores cosas que hacer...

Impresionadas nos quedamos.

A las 20.00 le pusieron el suero y el día se tranquilizó.

domingo, 5 de febrero de 2012

17 & 18.Septiembre 2011


Fin de semana de las fiestas de Majadahonda, llevaba semanas esperando este sábado.
Desde Bilbao venía, venía para verme a mí.

13.30 de la tarde.

Yo me estaba terminando de arreglar puesto que había quedado y tenía todo el sábado ocupado, cuando; otra llamada.
Se llevan a mi abuelo al hospital, no le baja la fiebre...

En dos minutos toda mi casa se aceleró, mi madre corriendo de un lado a otro buscando cosas, mucha gente por mi casa, que si mi tía para que la lleven, luego mi abuela para tranquilar la situación... yo no sabía muy bien que pasaba, todo parecía tan extraño.... y yo a dos minutos de tener que irme...
No podía dejarle tirado, había recorrido kilómetros tan sólo para pasar el día conmigo...

Al final mi madre, mi abuela y mi tía se fueron al hospital con la promesa de llamarme cuando supieran algo.

Pasó el día...

18:30 de la tarde

Ya andaba bastante mosqueada, no era normal tantas horas de incertidumbre...

Él se debió pensar que estaba obsesionada, pero era mi abuelo, tenía derecho a saber lo que pasaba.

Cansada de esperar llamé a mi madre que casualmente acaba de salir de hablar con el médico, no quería discutir así que me lo creí y la pregunté:

"El abuelo tiene una neumonía y por el momento se va a quedar ingresado."

Aunque sabía que aquello no era nada bueno, mi madre me lo dijo de tal manera que me quedé bastante tranquila...

Esa noche me fui a las fiestas de Majadahonda, pero no conseguí animarme, le ví y eso me terminó de hundir...

Llegué a casa amargada y sin poder pegar ojo, ya era 18 de Septiembre... algo más que una fecha para mí, más que un sentimiento...

Este fin de semana se me había juntado tanto, que no me veía con fuerzas ni para ir ese domingo a ver a mi abuelo, me sentí algo mal...

Empecé a darle vueltas a todo y poco a poco me fui quedando dormida.